11 febrero 2017

Quinoa, el cultivo del futuro

Uno de los principales problemas mundiales a día de hoy lo constituye el hambre; 1/3 de la población mundial sufre hambre o malnutrición y cerca del 10% sobrevive en lugar de vivir con menos de un 1.6 dólares al día. La solución a este problema, hasta ahora se había enfocado desde el punto de vista de la producción intensiva de los cultivos, principalmente los cereales, por ser fáciles de cultivar y ser una de las principales fuentes de alimento de la población mundial. Sin embargo, la realidad es que este tipo de cultivos necesitan grandes cantidades de agua y son poco resistentes ante plagas y condiciones climáticas adversas, más aún en la actual situación meteorológica, donde gracias al  cambio climático olas de frío y sequías prolongadas a menudo se abaten de forma inesperada sobre dichos cultivos, destruyendo gran parte de la producción anual de cereales.

Afortunadamente un nuevo enfoque procedente de Arabia Saudí puede ayudar a solventar esta cuestión de talla mundial. En un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá (KAUST) éstos se han alejado de los cultivos "tradicionales"  centrándose en uno más"clásico" como es el de la quinoa, cereal que ya servía de base alimentaria para las civilizaciones andinas, El estudio, cuyos resultados se han publicado en la prestigiosa revista Nature muestran la primera secuenciación completa el genoma de la variedad Chenopodium quinoa, que presenta un elevado poder nutritivo, aportando aminoácidos, fibras, grasas, sacáridos y minerales. Además, este cultivo presenta la ventaja adicional que es capaz de germinar en tierras con escasos nutrientes y bajo condiciones ambientales adversas. Por otro lado, cabe destacar el hecho que presenta un bajo índice glucémico y ausencia de gluten, al que cerca de un 10% de la población presenta algún tipo de intolerancia.

La manipulación genética de esta variedad de quinoa permitirá obtener variedades más pequeñas y robustas, optimizando así la producción y el espacio de los cultivos. El conocimiento del genoma también permitirá controlar la producción de saponinas, moléculas de sabor amargo que el ser humano no es capaz de procesar, haciéndolas más agradables al nuestro paladar, lo que facilitará su producción.

Este es un ejemplo más de cómo en algunos casos para avanzar hacia un futuro más sostenible es necesario mirar al pasado.