Estudios recientes han demostrado que las larvas de algunos peces prefieren atiborrarse de plástico antes que de zooplancton, su comida natural. Este hecho, desconocido hasta el momento, explica el elevado índice de mortalidad hallado en muchas de las especies, que no llegan a la edad adulta y, por lo tanto, no se reproducen, reduciéndose drásticamente la población.
Los microplásticos que ingieren las larvas provienen de la descomposición de plásticos de mayores dimensiones, de los cuales nuestros mares y océanos están llenos, pero también de productos cosméticos y de higiene como la pasta de dientes o cremas exfoliantes. Estos microplásticos se concentran principalmente en aguas poco profundas, donde tiene lugar el desarrollo de muchos de estos organismos, multiplicándose así su efecto.
Los investigadores están centrados en detectar cuales son los productos que mayor cantidad de estos microplásticos generan con la intención de retirarlos del mercado y sustituirlos por otros más ecológicos. En este sentido habría que apoyar la I+D+i centrada en el estudio de biopolímeros, como el ácido poliláctico, como alternativa sostenible al poliestireno u otros plastificantes actuales.
0 comentarios:
Publicar un comentario