10 diciembre 2016

Selvamicina, el antimicótico natural

El estudio conjunto de investigadores costarricenses y estadounidenses ha permitido el desarrollo de un antibiótico natural utilizado desde hace miles de años por un género de hormigas originarias de la selva costarricense pertenecientes al género Apterostigma.

Selvamicina
Hormigas Podadoras (género Apterostigma), Costa Rica

Según revela el estudio, las hormigas del género Apterostigma cultivan un hongo del cual se alimentan, pero éste es susceptible de ser atacado y destruido por otro hongo parásito, conocido como Escovopsis. Para proteger su alimento, los insectos emplean un antimicótico natural,secretado por bacterias simbióticas conocidas como Actinobacterias (género Pseudonocardia) que crecen sobre ellas y que ataca selectivamente al Escovopsis a la vez que protege el cultivo fúngico. 

Los investigadores han sido capaces de aislar la bacteria, cultivarla en el laboratorio y analizar su genoma. De este modo se ha logrado decodificar las rutas biosintéticas que conducen a la síntesis del antimicótico, bautizado como  Selvamicina, en honor a la selva, donde se descubrió. 

Estudios preliminares han demostrado que la Selvamicina presenta una elevada actividad antifúngica contra diversos patógenos humanos, lo que sienta las bases de toda una nueva serie de compuestos antifúngicos para el futuro. Por otro lado, cabe destacar que este agente lleva presente en la naturaleza desde hace miles de años, sin que el Escovopsis haya desarrollado resistencia el mismo, lo cual representa una de las mayores limitaciones a la hora de desarrollar antibióticos eficaces en nuestra sociedad actual. A esto hay que añadir el hecho que presenta una menor toxicidad comparado con sus homólogos actuales de uso clínico , como la  Nistatina A1 o la Anfotericina B, 

PNAS
Estructuras de la Selvamicina y otros productos actuales de uso clínico (Fuente: PNAS).
Este es otro ejemplo de lo que nos queda por aprender de los mecanismos simbióticos y rutas biosintéticas presentes en la naturaleza, así como de la cantidad de conocimiento y curas que desaparecen cada día cuando una nueva especie se extingue, muchas de ellas sin que lleguemos siquiera a conocerlas.

08 diciembre 2016

La almeja china del cieno llega a España


A todos nos resultan familiares los nombres de mejillón tigre o mejillón cebra, pero hasta ahora pocos habíamos oído hablar de la almeja china del cieno (Sinanodonta woodiana). Sin embargo, por raro que parezca, este bivalvo llegó al viejo continente en la década de los '70 procedente del gigante rojo.

Sinanodonta woodiana en Aragón
Imagen de  Almeja china del cieno (Sinanodonta woodiana)
Desapercibido hasta ahora, la almeja china del cieno ha sido hallada en el embalse de Mequinenza, Aragón, gracias en parte a la sequía de este último año, que propició las bajada del nivel de agua del embalse, permitiendo a las autoridades responsables la identificación de los ejemplares. Las dimensiones de éstos alcanzan los 15 cm de longitud, lo que indica que llevaban varios años en el emplazamiento. Este nuevo habitante de nuestras aguas no compite con las especies autóctonas como hace el mejillón cebra, pero al igual que éste su presencia causa graves alteraciones del equilibrio del ecosistema. Esto se debe al hecho que puede coexistir con el resto de especies, incluidas la invasoras, lo que contribuye a agravar el efecto de aquellas al generar un efecto sinérgico. A lo anterior hay que añadir el hecho que esta nueva especie es más resistente a los efectos de la contaminación y a las condiciones del medio, como la hipoxia, lo que deja a las especies autóctonas en una posición de desventaja frente a las especies invasoras, afectando gravemente a la biodiversidad de nuestros embalses. 

Detectada por primera vez en nuestro país hace ya una década, la almeja china ha seguido extendiéndose lenta pero inexorablemente por la Península, llegando hasta el embalse de Santillana, en Madrid y la cuenca del Ter en Girona.

Si no se toman medidas urgentes de inmediato, la almeja china amenaza con convertirse en la próxima plaga fluvial a la que tendremos que enfrentarnos en las siguientes décadas.