El mes pasado la justicia
argentina sentó en el banquillo a los principales dirigentes de la empresa minera Barrick Gold. ¿El
motivo? Un vertido de más de un millón de litros de disolución cianurada en la
mina Veladero, en la Provincia de San Juan, Argentina.
El vertido, producido en
Septiembre del año pasado, ha tenido consecuencias desastrosas para la zona, no
sólo a nivel medioambiental, perjudicando gravemente al ecosistema de la zona
de la cuenca del río Jáchal, sino que
también ha supuesto un problema para la salud humana, al hallarse en el agua
concentraciones de metales pesados y otras sustancias 14 veces superiores a los
límites permitidos según la normativa legal.
Barrick Gold Corp. |
"Se detectaron bacterias muy
nocivas y difundidas en la zona donde se originan los ríos montañosos”
Este tipo de accidentes, lejos de ser
extraordinarios, ponen en tela de juicio las medidas de control y protección del
medioambiente en el país, así como el uso de tecnologías de extracción en la
minería basado en el empleo de compuestos cianurados, uno de los más
contaminantes y potencialmente desastrosos a nivel ecológico empleados
actualmente.
La cuestión que subyace más allá
de la actuación negligente de los dirigentes de la empresa a la hora de
manipular y gestionar residuos altamente peligrosos, es el hecho que este tipo
de accidentes suelen saldarse con una multa a la empresa que, por lo general,
resulta más económica que el hecho de implantar las medidas de gestión
medioambiental estipuladas en la legislación, mientras que las consecuencias de
un desastre ecológico dura décadas y por el camino un gran número de especies
sufren las consecuencias.
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