01 mayo 2016

Micotectura

De la pizza al mortero, de la nevera a los muros de nuestras casas. Este podría ser el futuro de los champiñones, un material de construcción, embalaje y aislamiento.

Eben Bayer y Gavin McIntyre, dos ingenieros mecánicos del Rensselaer Polytechnic Institute de Nueva York, desarrollaron y patentaron un bioplástico a base de micelios como material de construcción. Entre las principales propiedades de este material se encuentran su período de biodregradación (1 mes), su baja densidad, que no es tóxico, es ignífugo y resistente a humedad y moho.

Ecovative Designs
Gavin McIntyre (izda.) y Eben Bayer.  (Fuente: Ecovative Designs)

La producción del material se basa en la mezcla de material orgánico vegetal de diversa procedencia junto con las esporas del micelio. El conjunto de la mezcla se deja reposar durante un período determinado de tiempo, unos días, para que el micelio tenga tiempo de invadir el material orgánico en su totalidad. La siguiente etapa consiste en secar y tratar térmicamente el material en atmósfera controlada, dando lugar al producto final, denominado Greensulate.

En 2008 los dos ingenieros fundaron la empresa Ecovative Design y tan solo 5 años después llevaron a la práctica su teoría, haciendo realidad la construcción de The Tiny Mushroom House, la primera casa con muros de Greensulate.

Este es otro ejemplo de como la Madre Naturaleza nos sigue proporcionando materiales “verdes”, cuyas propiedades, a menudo, son superiores a las de aquellos desarrollados por el hombre. Quizás si se invirtieran más fondos en I+D+i y starts-up con proyectos orientados a la imitación de procesos naturales, con una visión ecocentrista, en lugar de apoyar aquellos basados en la obsoleta visión antropocentrista, el progreso científico y tecnológico se acelerarían y a todos nos iría mejor.

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