Un equipo de investigadores brasileños
y americanos, constituido por más de 30 oceanógrafos, entre otros muchos otros
científicos, ha descubierto un arrecife de coral de 9300 km2 en la
desembocadura del río Amazonas.
Imagen de satélite del delta del Amazonas (Fuente: The Atlantuc) |
El descubrimiento, del todo
inesperado, tuvo lugar mientras se realizaban una serie de estudios del terreno
para llevar a cabo inspecciones petrolífera en la zona. Según The
Guardian más de 60 especies de esponjas, 73 especies de peces, langostas y
estrellas de mar, entre muchas otras nuevas especies marinas fueron halladas.
La relevancia de este
descubrimiento reside en que hasta el momento no se tenían datos de que los
corales pudieran vivir en este tipo de hábitats, ya que hasta el momento sólo
se conocía su existencia en aguas saladas claras y muy iluminadas, mientras
que aquellas presentes entre la frontera
de la Guayana Francesa con Brasil y el estado brasileño de Maranhão son de las
más fangosas del mundo debido al elevado número de sedimentos que arrastran sus
aguas.
El cambio climático hace que la
existencia y conservación este tipo de ecosistemas resulte cada vez más
prioritario. Por otro lado, su misma existencia es una prueba tangible de la
elevada capacidad de adaptación de estas formas de vida frente a las
condiciones cambiantes de los océanos en cuanto a temperatura, salinidad y pH
se refiere, máxime en el actual ciclo en que las temperaturas globales se
incrementan año tras año.
No obstante, no todo son buenas noticias. Pues según The Atlantic, el gobierno brasileño ha firmado la concesión para la perforación y explotación de 80 bloques petrolíferos en el área de estudio, 20 de los cuales ya están siendo explotados actualmente.
En este caso si los intereses de unos pocos prevalecen ante el interés común la consecuencia será la pérdida irreversible de biodiversidad.
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