La selva amazónica además de constituir uno de las principales reservas de la biosfera, actúa como reguladora del clima, influyendo sobre el transporte de agua y calor hacia zonas de latitudes más elevadas. El pasado verano se inauguró en la reserva ecológica de Uatumá a unos 150 Km de la brasileña ciudad de Manaos, el Observatorio de Torre Alta del Amazonas (ATTO, por sus siglas en inglés).
El proyecto, en el que toman parte Alemania y Brasil, ha costado 3.5 millones de euros y comenzará a funcionar a principios del próximo año. Esta colosal torre de 325 m de altura se erige en mitad de la selva amazónica con la finalidad de estudiar el intercambio de gases entre la selva tropical más grande del planeta y la atmósfera. Debido a su altura, la torre permitirá investigar la circulación de masas de aire y las posibles alteraciones de las mismas. La torre proporcionará a los científicos valiosa información sobre la variación de concentración no sólo de CO2 (dióxido de carbono), sino también otros de los principales gases de efecto invernadero como O3 (ozono) y CH4 (metano), así como de partículas en suspensión. Durante los 30 años de vida de la antena los resultados obtenidos permitirán a los investigadores entender mejor el cambio climático, así como los efectos del éste sobre la selva. Los datos recopilados a lo largo de las próximas tres décadas serán incluidos en los modelos de predicción del desarrollo del clima.
La mejor comprensión del funcionamiento de este delicado equilibrio físico-químico permitirá a los gobiernos actuar, en las próximas décadas, de forma responsable y tomar las decisiones oportunas en cuanto al clima se refiere.
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