Ingenieros del Centro de
Biorobótica de la Universidad de Tecnología de Tallin, en Estonia, han diseñado
y desarrollado el U-CAT (Underwater Curious Archaeology Turtle, por sus siglas en inglés), un robot
subacuático que, según las expectativas de sus creadores, será de gran ayuda en
las investigaciones arqueológicas.
Este robot, inspirado en la
fisionomía de las tortugas marinas, puede sumergirse hasta una profundidad de
100 metros durante 4 horas, tras ser cargado por completo en 2 horas. La
principal característica del U-CAT es su
elevado grado de maniobrabilidad: las cuatro aletas del robot actúan de forma
independiente, lo que le permite girar sobre sí mismo, permanecer suspendido en
una posición estable o cambiar de dirección rápidamente. Además está equipado
con una cámara y un sistema de iluminación. Las imágenes obtenidas, que serán
posteriormente tratadas con tecnologías de reconocimiento de imágenes, permitirán
así la identificación y reconstrucción de yacimientos arqueológicos marinos.
Asimismo, al disponer de aletas
en lugar de turbinas, U-CAT puede desplazarse cerca el fondo marino sin
arrastrar sedimentos, lo cual beneficia al mismo tiempo la claridad de las
imágenes registradas, ni generar corrientes de agua. Otra ventaja del U-CAT es que
resulta más pequeño y del orden de tres a cuatro veces más barato que los
dispositivos actuales.
No obstante, el U-CAT presenta
algunas desventajas frente a sus similares de mayor envergadura. La principal
de ella, asociada precisamente a sus dimensiones, es que su uso está limitado a
aguas poco profundas, mientras que los actuales robots pueden alcanzar
profundidades de hasta 6 Km sin sufrir daños en el casco a causa de la presión. Otra arma de doble filo la constituye el
hecho de funcionar sin cable, ya que por un lado evita la posibilidad de
quedarse enredado o dañar los restos arqueológicos, pero por otro existe el
riesgo de perderlo durante las misiones.
El U-CAT se aplicará
principalmente para la exploración del Mar Mediterráneo, que presenta una gran
cantidad de barcos hundidos, sobretodo de la II Guerra Mundial, así como en el
Mar Báltico, donde debido a las condiciones especiales de temperatura y
salinidad los barcos allí hundidos se conservan en muy buen estado.
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