02 enero 2016

Un soplo de Ozono fresco

Extensión del agujero de la capa de ozono (1979-2015)
Investigadores de la Universidad de Santiago de Chile han realizado un comunicado en el que anunciaban el incremento del agujero de la capa de ozono en la región del antártico. Los resultados, en línea con los obtenidos por la NASA, fueron obtenidos tras tres meses de mediciones en el glaciar Unión dentro del marco de la Expedición Científica Antártica del Instituto Antártico Chileno (INACH). Los datos de la NASA indican que las dimensiones de dicho agujero son, aunque no las mayores registradas, sí superiores a lo esperado.




La destrucción y regeneración del agujero de la capa de ozono en la región el antártico es un fenómeno estacional. La destrucción tiene lugar mayoritariamente durante invierno-primavera austral y tiende a regenerarse al finalizar la misma. De forma muy sencilla podría decirse que esto es debido a que durante el frío invierno austral los vientos del "Vórtice Polar Antártico" mantienen aislado al continente del intercambio de ozono y de la entrada de aire cálido procedente de las latitudes menores. Dentro de la región delimitada por el vórtice, debido a las temperaturas extremadamente bajas de la estratosfera (-80ºC), tiene lugar la formación de nubes estratosféricas polares (NEP) que promueven la formación de cloro y de bromo, responsables de la degradación de ozono, el cual no puede regenerarse por falta de luz. A finales de Noviembre, la temperatura comienza a subir debilitando el vórtice y permitiendo la entrada de ozono, regenerándose así el agujero.


La destrucción del ozono troposférico se debe, esencialmente a la emisión de determinadas sustancias, principalmente clorofluorocarbonos (CFCs) o los hidroclorofluorocarbonos (HCFCs), que generan radicales altamente reactivos con la molécula de ozono. Aunque la emisión de dichas sustancias está regulada y su emisión ha ido disminuyendo paulatinamente desde la firma de protocolos como el de Montreal o el de Viena, las industrias las han ido sustituyendo por otras, como los hidrofluorocarbonos (HFCs), que no presentan átomos de cloro en su composición. Aunque el efecto perjudicial de estas últimas sobre la capa de ozono es muy inferior al de sus antecesores, se trata de gases que ejercen un enorme efecto invernadero (GEI). De hecho, el HFC-23,  un subproducto de la producción del HCFC-22, es más de 14.000 veces más potente como gas de efecto invernadero que el CO2.

Las medidas adoptadas hasta el momento para preservar la capa de ozono han sido efectivas en la medida que no sólo han contribuido a preservar la capa de ozono y combatir el cambio climático, COP21, sino que han beneficiado a las economías de diversos países y, en especial, a la salud de sus ciudadanos. Sin embargo, a pesar el esfuerzo global, en la última década las dimensiones del agujero de la capa de ozono no se han reducido en la región antártica, contrariamente a como lo ha hecho en otras regiones del hemisferio sur, por ejemplo, en Australia. De hecho, Organización Meteorológica Mundial (OMM) prevé que, salvo en las regiones polares, la capa de ozono se recupere antes de mediados de este siglo, alcanzando los niveles registrados antes de 1980. Por el contrario, se prevé que el agujero de ozono observado en la primavera antártica persista durante un período más prolongado.

A pesar de los logros alcanzados en los acuerdos internacionales sobre control de emisión de gases destructores de ozono es necesario que se tomen medidas urgentes que permitan la restauración de los niveles del mismo a los valores precedentes a 1979. al respecto del problema del agujero de la capa de ozono, ya que éste supone el paso de una mayor cantidad de radiación solar, sobretodo de la región UV, lo que implica un mayor riesgo de padecer melanomas para el ser humano, viéndose la fauna y la flora afectados en diversa medida. Por otro lado, el ozono participa activamente en la regulación térmica de la atmósfera, actuando de este modo como regulador del clima terrestre. En este sentido, la reducción prolongada del espesor de la capa de ozono en la región antártica podría conducir a una perturbación tanto de las corrientes oceánicas como de los patrones de vientos, alterando el equilibrio del planeta entero.


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