Cuando escuchamos la palabra veneno a todos nos vienen a la mente imágenes de serpientes, arañas y cualquier tipo de insecto cuyo nombre sea fuente de algún tipo de fobia. Sin embargo, para los científicos del s.XXI este tipo de compuestos son la base para la síntesis y desarrollo de posibles medicamentos que curen algunas de las principales plagas que asolan nuestra sociedad.
Imagen de un Dendrobates azureus |
Las técnicas de análisis actuales y los avances en genómica han permitido a los investigadores reproducir en el laboratorio muchas de las biomoléculas de estos animales a partir de muestras de tejido y veneno tomadas directamente de los animales más venenosos del mundo. Entre los principales tratamientos para este tipo de compuestos se hallan las cardiopatias, aunque también resultan prometedores para otras dolencias, ya que muchos de ellos presentan propiedades como diuréticos, anestésicos e incluso resultan efectivas en el tratamiento de enfermedades autoinmunes y el cáncer.
Aunque son diversos estudios han sido publicados a este respecto en revistas tan prestigiosas como Nature, apenas hemos recorrido los primeros metros de la carrera de fondo que es esta investigación.
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